Entrevista a Ángel Silva "Melón"

Ángel Silva “Melón”

Es mexicano, cantante y compositor.

La conversación fue realizada en marzo de 2010 especialmente para este libro, por correo electrónico, con la asistencia de su esposa Merry McMasters.

 

Melón, ¿cuáles agrupaciones los influyó a ustedes para crear su grupo Lobo y Melón? ¿Era la música llegada de Cuba o la de Nueva York?

Por supuesto que, primero, la influencia fue cubana y más tarde la de Nueva York con Machito, Pupy Campo, Tito Puente y Tito Rodríguez. En 1949 estuve en Ciudad Juárez, Chihuahua, con mi primer amor sonero Los Guajiros del Caribe y escuché un disco de Gene Krupa, en donde utilizaba el scat -según el maestro Mario Ruiz Armengol, una gloria musical de México, el be-bop y el scat nacieron juntos. En ese disco venían dos números que me volvieron loco: “Lemon drop” y “How high the moon”. En dicha ciudad fronteriza con Estados Unidos había orquestas y músicos que cultivaban el jazz de manera extraordinaria. En el grupo al que yo pertenecía, César Molina, primera trompeta, enamorado del jazz, me influenció a escuchar esa música y hasta la fecha el gusto no se me quita. El gusanito del scat se adentró en mi y la idea de utilizarlo, uniéndolo al son cubano, nunca se apartó de mi mente. Pero, el primer intento fue interrumpido por burlas al regresar a México. Al paso del tiempo se convirtió en el estilo de Lobo y Melón.


Entonces comenzó la influencia del “Chúa-chúa”…

Entre los grupos que empezaron a utilizar el chúa-chúa se puede nombrar a Yeyo y Cané, el Quinteto de Kiko Mendive, el Cuarteto Batachá, Batamba y Chocolate. Por cierto, Batamba era venezolano. Yo había regresado a Ciudad Juárez con la Orquesta de Ray Montoya y en mis descansos, con una pianista llamada Beatriz Murillo que formó un cuarteto, utilizamos el scat. Esto ya fue en 1954. Al regresar a México formé mi primer grupo por nombre “Los Marcianos”. Nuestro repertorio en su mayor parte era de cha-cha-chá, pero utilizábamos el scat. Más tarde formé el “Sensación Combo”, grabamos en el sello Peerless. En Acapulco me desligué de ellos y al regresar a la ciudad de México empezó la unión de Lobo y Melón.

¿Cuál considera usted que fue la importancia de Lobo y Melón? ¿Dejaron un legado que siguieron generaciones posteriores?

No soy el indicado para contestar esta pregunta.

 

Le leí decir que en México la música cubana era considerada ordinaria, marginal, algo así, antes de los años gloriosos del Mambo, “naca”.

Trataré de ser muy claro. En México de finales de la década del cuarenta hasta 1959, la música cubana era considerada propia de gente de nivel bajo, drogadictos, prostitutas, etcétera, y nacos. Así se conoce a personas de mal gusto.

 

¿Cómo es eso que usted dice “salsa la de mis tacos”?

Es porque para mi la salsa como ritmo no existe, ya que tiene los mismos elementos que por años se encuentran en la música cubana, introducción, tema o canción, montuno y mambo. Así que, ¿dónde esta la diferencia? Para mi la salsa es sinónimo de sabor, jícamo, saoco, pero no un ritmo. Siendo condescendiente hasta una época, un estado de ánimo, pero no un ritmo. ¿Dónde están sus características? Por eso salsa, la de mis tacos. Aquí en México tenemos borracha, ranchera, pico de gallo, guacamole y muchas más. Por cierto, me han dicho que lo de salsa que se originó en Venezuela por un programa que se llamó “La hora de la salsa”. Lo que puedo reconocerle a la palabrita es que interesó a la juventud y generó trabajo, así como la aparición de nuevos valores.


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